El semáforo tonal

Como ya he hablado en entradas anteriores de mi blog (4 compasesTempo), en muchos aspectos musicales, así como en otros de la vida, es mejor sentir que pensar. Después de todo, como ya han reseñado algunos especialistas, es muy difícil separar el pensamiento de la emoción. De hecho, la emoción es imprescindible para la supervivencia y la toma correcta de decisiones. Por ello no puedo dejar de recomendar el estupendo libro del prestigioso neurocientífico portugués Antonio Damasio titulado El error de Descartes. Por ello me parece crucial trasladar algunos conceptos musicales del pensamiento puramente cerebral al plano de las emociones. Si soy capaz de sentir un tempo, una frase, un periodo o incluso una secuencia armónica, mi desempeño como profesional de la música -o como amateur avanzado- será mucho más eficiente y productivo. También cabe reflexionar sobre cómo mucha gente que hace música de alta calidad sin grandes conocimientos -véase los músicos tradicionales que han sido una gran e imprescindible fuente de información para etnomusicólogos y toda persona interesada en la tradición-, lo hacen desde un plano mucho más intuitivo y basado en sensaciones más que en pensamientos racionales.

Dando más concreción a esta cuestión, creo que se hace imprescindible que en la didáctica de la música se incluyan cada vez más metodologías encaminadas en esta dirección. La que vengo a abordar hoy va más relacionada con el aspecto vertical -armónico- que con el rítmico, que es el que he tratado en otras ocasiones. Todo esto me hace retrotraerme a aquella época en la que me empezaban a hablar de la tónica, la dominante, la subdominante y todas las demás funciones tonales desde un plano puramente teórico y sobre el papel, lo cual hacía que no entendieses muy bien de qué se hablaba. Por no decir la primera que oí hablar de tensiones y mejor no explicar aquí lo que se me venía a la cabeza entonces. A su vez, no hace falta que sea enfocado a los niños para que le demos un carácter lúdico al aprendizaje e interiorización de estos conceptos. Si además utilizamos algún tipo de conexión interdisciplinar, ya tenemos el pastel completo.

Por tanto, la propuesta que vengo a presentar hoy aquí, busca la conexión entre conceptos ya conocidos por los estudiantes -y a menudo asociados a una emoción concreta- para generar la fusión entre un conocimiento y una sensación, lo cual llevará a reforzar dicho conocimiento. Bien es sabido que un músico de jazz, más que pensar la armonía que funciona en una pieza la va "sintiendo", así como hasta el batería siente dicha armonía asociada a un número de compases concreto sin la necesidad de contar cada uno de ellos. Además, las distintas funciones de los acordes provocan sensaciones de tensión, reposo o estadios intermedios, lo cual, a la postre, es la esencia del discurso musical.

La propuesta consiste en hacer un pequeño juego musical con esas tres funciones tonales básicas, asociando el reposo a la función de tónica, el movimiento "calmado" a la de subdominante, y la tensión al de dominante. Como son 3 funciones, éstas se conectan con un elemento de la vida cotidiana compuesto también de 3 elementos como es un semáforo. Dicha asociación se produce de la siguiente manera:

- El color rojo implica estar parado, por tanto lo asociamos a la función de tónica.
- El color verde indica movimiento y se asocia con la función de subdominante.
- El color ámbar nos obliga a pararnos e implica tensión, por lo que sea asocia a la dominante.

El trabajo a hacer con los alumnos consiste en practicar cada uno de los arpegios o acordes correspondientes a cada una de esas funciones y jugar con ello como si de un semáforo se tratase. De cara a una audición, propongo que los alumnos que vayan a hacer cada uno de los acordes vistan camisetas del color correspondiente. También debemos escoger una canción o pieza sencilla a la que aplicar estos acordes como por ejemplo, "Debajo un botón". Y hecha la explicación, a continuación propongo un posible texto a utilizar para dramatizar la puesta en escena como si un pequeño cuadro escénico musical se tratase, en el cual los alumnos leerían cada uno una parte del texto -si puede ser memorizado, mejor-.

Buenas tardes:

Alumno 1.- Vamos a presentarles lo último en la unión entre la educación musical y seguridad vial para los más pequeños de la casa:

Todos.- EL SEMÁFORO TONAL

Alumno 2.- Con él os enseñaremos las funciones tonales básicas que se usan en la música. Estas funciones son 3 y las relacionaremos con los colores de un semáforo teniendo en cuenta su sonoridad. En primer lugar tenemos la función de tónica, que es el acorde más estable y, por tanto, implica quietud. Por eso lo hemos asociado al color rojo, que es ante el que debemos mantenernos detenidos.

· Los alumnos que tocan este acorde lo ejecutan. Por ejemplo: Do-mi-sol-do-sol-mi-do.

Alumno 3.- En segundo lugar tenemos el acorde de subdominante, que también es una acorde tranquilo, pero parece implicar movimiento. Lo hemos asociado al color verde, porque se puede pasar con tranquilidad.

· Los alumnos que tocan la subdominante la hacen sonar. Por ejemplo: Do-fa-la-do-la-fa-do.

Alumno 4.- Y por último tenemos el acorde de dominante. Es el que genera más tensión y que suele resolver en el acorde de tónica. Es lo que ocurre cuando vemos la luz ámbar, que nos ponemos nerviosos, pero debemos parar porque luego viene la luz roja.

· Los alumnos de la dominante la tocan. Por ejemplo: Re-fa-sol-si-sol-fa-re.

Alumno 5.- A continuación vamos a escuchar cómo suenan los tres acordes seguidos como si de un semáforo se tratase.

· Todos tocan todos los acordes en la secuencia tónica-subdominante-dominante-tónica mientras uno va diciendo en voz alta los colores asociados en el momento de cambiar de acorde.

Alumno 6.- Todo esto, aplicado a una canción sonaría así:

· Todos tocan la canción, habiendo repartido previamente quién hace la melodía y los distintos acompañamientos, una vez más diciendo en voz alta los colores del semáforo.

Alumno 7.- Y la canción quedaría tal que así.

· Se toca la canción sin decir los colores, haciendo varias repeticiones de la misma, pasando la melodía por los distintos grupos de alumnos mientras los demás siguen haciendo los acompañamientos correspondientes.

Alumno 8.- Esperamos que les haya gustado y que hayan aprendido cómo funciona la música, además de que sigan siendo prudentes en materia de seguridad vial.

Nota 1: Los acordes pueden ser conectados por transporte, pero funciona mejor por enlace ya que facilitarán la ejecución de los acompañamientos.
Nota 2: Obviamente, es recomendable hacer este juego varias veces transportándolo a todas las tonalidades, incluidas las menores si son alumnos avanzados, y aplicándolo a distintas canciones.





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