La historia de Habib (cuento musical)

Hace muchos, muchos años, en un país del sur de África, nació un niño llamado Habib. Este era un niño muy risueño, alegre, simpático e inquieto. A Habib todo le iba bien, pero solía tener sueños en los que conocía nuevas ciudades. Le gustaba investigar por los alrededores y descubrir cosas, gentes y secretos. Un día se prometió a sí mismo que viajaría por todo el mundo para aprender y hacer amigos. Al cabo de un tiempo, cuando el niño fue creciendo y haciéndose mayor, logró viajar por diferentes lugares del mundo, hasta llegar a Europa. Desde siempre Habib había sentido gran motivación por la música, debido a los momentos en que su madre bailaba las danzas tradicionales de su país con él atado a su espalda.

Mbira Song de Marilyn Rife

Una vez llegado a Europa, estando Habib en la ciudad de Weimar, en Alemania, vio el cartel de un concierto de percusión que le llamó mucho la atención en la puerta de un teatro. En aquel cartel había un tambor dibujado, y Habib se acordó del tambor que solía tocar de pequeño; un djembé hecho de madera y con una piel que golpeaba con sus manos. En ese mismo instante, y sin pensarlo un segundo entró a ver el concierto en el que descubrió “la caja”; un tipo de tambor que nunca antes había visto. Se quedó alucinado escuchando la cantidad de sonidos diferentes que ese instrumento podía producir. Escuchad…

Prim de Askell Masson

Después de oír aquellos sonidos y admirando a ese músico, Habib se fijó en otro instrumento que allí había. ¡Era muy raro y grande! Tenía láminas de metal y unos tubos que hacían que aquello sonara más fuerte. De repente, apareció una preciosa chica en el escenario, que acariciaba y golpeaba aquel instrumento, como si fuese un baile sin fin, un sonido que Habib nunca antes había escuchado; tan dulce, tan bonito, que le hacía pensar en los amaneceres de África, que tantas veces había visto.

Mirror from Another de David Friedman

Al acabar el concierto y salir del teatro, Habib creía haber descubierto sus dos grandes amores… ¿sabéis cuáles? La música y esa chica. Habib decidió esperar en la puerta del teatro para poder ver a aquella muchacha llamada Sophie. Cuando ella salió, Habib se acercó tímidamente, la saludó, la felicitó por el concierto que tanto le había gustado y le preguntó si ella podría enseñarle a tocar algún instrumento de percusión. Sophie le contestó que, para poder aprender a hacer música era necesario y fundamental primero escucharla, y le ofreció acompañarlo a algunos conciertos. Precisamente coincidió que en el principal teatro de la ciudad se iba a interpretar la ópera Carmen de Bizet, con lo que decidieron ir a verlo juntos. Una vez allí, Habib se sorprendió de la gran habilidad de aquel músico tocando un instrumento tan pequeño y aparentemente sencillo de manera magistral. Hasta ese momento no se imaginaba la cantidad de posibilidades que podía tener una pandereta.

Carmen de Georges Bizet. Pandereta

Sophie le quiso enseñar que no todo era música grandiosa, sino que también había otro tipo de música en la cual un solo instrumento era el protagonista frente a los demás. Y como el alumno más aventajado de la Hochschule, que son los conservatorios alemanes, iba a tocar con la orquesta el concierto para piano de Franz Liszt, en homenaje a uno de los vecinos más ilustres de la ciudad, allí se presentaron Habib y Sophie a verlo y escucharlo. En el concierto le impresionó el buen hacer del compositor, al conseguir que un simple triángulo de metal acompañase de manera tan magistral aquella mezcla endiablada de arpegios y escalas.

Concierto para Piano No. 1 de Franz Liszt. Triángulo

Como estaban encantados con la experiencia de acudir juntos a los conciertos, decidieron no perderse una de las citas musicales más importantes que allí se produciría; la llegada de la JONDE, la Joven Orquesta Nacional de España, que interpretaría “La boda de Luis Alonso”. El concierto le fascinó, pero si algo le dejó buen sabor de boca fue el músico que tocaba un instrumento que los españoles hacían llamar castañuelas, y que por lo visto eran típicas de aquel país (España).

La boda de Luis Alonso. Castañuelas

De camino a casa, comenzaron a hablar de cómo ella podría enseñarle a hacer música con los instrumentos de percusión. Le explicó que practicar las escalas con la marimba (que es como un xilófono, pero gigante) era básico para tener una buena técnica y poder tocar música, incluso de Johann Sebastian Bach, otro de los más importantes vecinos de la ciudad de Weimar. Aquella noche, entró dulcemente en un sueño, imaginando las bellas melodías que podría llegar a tocar…

Fuga de la Sonata para violín BWV 1001 de J. S. Bach, versión de marimba

Al día siguiente Habib se levantó muy contento para acudir a su primera clase. Al llegar al conservatorio, Sophie le presentó a un compositor que resultó ser también africano, aunque actualmente vivía en Colonia y daba clases de composición. Éste le mostró una obra que había compuesto inspirándose en sonidos y ritmos de su continente.

She who sleeps with a small blanket de Kevin Volans (1ª parte)

Después de escucharlo, Habib se sintió muy motivado para trabajar duro. Consiguió aprender a tocar los instrumentos, que poco a poco fue dominando con ayuda de Sophie. Durante todo ese tiempo la relación entre ellos iba siendo más cercana, de manera que decidieron tocar juntos un concierto, aunque en este caso, Sophie tocaría el piano, que también dominaba con gran maestría. Una de las obras que escogieron fue una pieza de orquesta y piano compuesta por George Gershwin. Ellos la tocaban con piano y marimba, creando una sonoridad completamente diferente a la que el autor había imaginado, allá por el inicio del siglo XX.

Rhapsody in blue de George Gershwin, Arr. Linda Maxey

Aquella experiencia les unió definitivamente, para seguir tocando juntos y compartir sus vidas. Y por ello decidieron celebrar una gran fiesta con todos sus amigos y conocidos, que les obsequiaron con una tamborrada que la ciudad de Weimar aún recuerda…

Repercussion de Pierre Metral

Texto de Sofía Gago Montero y Rodrigo Martínez Roncero