Visualizaciones

Esta entrada será una de las más extensas que he escrito en mi blog hasta el momento. Rompe un poco con la temática, que suele estar basada en opiniones sobre política y sociedad. En este caso está dirigida básicamente a músicos, pero creo que puede ser útil para cualquier persona. Está motivada por una conversación con mi estimada amiga Elena Romano, y en ella trato de explicar mi experiencia con esta técnica de estudio.

Después de unos cuantos años trabajando con diversas técnicas para mejorar el rendimiento en el campo de la música, puedo concluir que la visualización es una de las herramientas más poderosas que tenemos a nuestro alcance de manera fácil y sencilla. También es un recurso al que se hace alusión continuamente en cualquier curso o seminario que trate sobre aspectos relacionados con el miedo escénico. Cada vez hay más gente que se interesa por conocerlo y llevarlo a la práctica. Yo hablaré de ello de manera escueta tanto a nivel personal como en trabajo con los alumnos. Mi utilización de esta técnica viene motivada por la explicación por parte de mis profesores, por la asistencia a cursos y actividades formativas y por la lectura de diversos libros que tratan desde el coaching hasta la neurociencia. Como casi cualquier otro conocimiento, está basado en la mezcla de diversas fuentes y, cómo no, en la experiencia individual.

La forma más concisa de explicarla se podría resumir en “recrear mentalmente una situación que se producirá en un futuro”. Al ponernos en esta situación previamente estaremos mejor preparados en el momento de afrontarla cuando ésta se esté produciendo, ya que tendremos la sensación de haberla vivido con anterioridad y, por lo tanto, no estaremos expuestos a tantos factores imprevistos. Todo aquello que ya hemos hecho más de una vez nos resulta familiar y menos complejo. Por ello, la visualización aporta una experiencia, aunque realmente no se haya producido. Según explican algunos investigadores, a partir de monitorización de las funciones cerebrales, cuando realizamos una visualización estamos estimulando las mismas zonas del cerebro que cuando realizamos la acción propiamente dicha; es decir, que si yo imagino que muevo mis dedos sin hacerlo realmente, las neuronas encargadas de mover dichos dedos, están entrando en funcionamiento de manera similar a cuando éstos sí se mueven. Esta función puede ayudar poderosamente a la interiorización de la memoria muscular y hacer que cuando estemos delante del instrumento sintamos la sensación de que tenemos más seguridad en los movimientos.

A su vez, también podemos utilizar el recurso anterior desde un punto de vista puramente memorístico; es decir, que cuando estamos en proceso de memorización de una obra, tratar de recrear, tanto los movimientos, como el desarrollo de la propia partitura, ayudará en gran medida a la interiorización de la misma. Este proceso se puede abordar de una manera analítica -análisis estructural, armónico, melódico, rítmico, etc. de la obra-, de manera visual -imaginando la partitura y cómo ésta va pasando delante de nuestra vista-, o auditiva -cantando o imaginando el sonido de nuestro instrumento dentro de nuestra cabeza-.

Haciendo una síntesis de lo anterior, me gusta explicar tres niveles diferentes a la hora de realizar las visualizaciones:
Nivel 1.- Visualización de la partitura y recreación de la misma. Esto nos vale para memorizar la obra a interpretar. Consistiría básicamente en tratar de cantar mentalmente la obra de arriba a abajo o por secciones -según nos convenga-. Como experiencia personal y compartida con otras personas, este ejercicio resulta complejo, ya que se suele interrumpir la “interpretación virtual” por múltiples pensamientos, puesto que, al no estar realizando directamente el movimiento, la concentración es más difícil. De ahí la importancia de mantener la atención en la “partitura mental” y dejar que esta fluya.
Nivel 2.- Visualización de uno mismo interpretando la obra; imaginarnos cómo nuestros músculos se mueven durante la ejecución. Es tan importante realizar este ejercicio tanto en primera como en tercera persona. Esto es, imaginando cómo tocamos o viéndonos desde fuera, para poder memorizar los movimientos y también para imaginar cómo se ve y suena desde el público.
Nivel 3.- Este es el más específico y va encaminado al momento concreto de la interpretación, ya sea en un concierto, audición, examen, etc. En este nivel conviene conocer la sala y las circunstancias en las que vamos a tocar, incluída la hora concreta, afluencia de público, tribunal o lo que proceda. Tendremos que visualizar el entorno, la resonancia, el instrumento con el que tocaremos (en el caso del piano, percusión y este tipo de instrumentos), iluminación, temperatura, ruidos del público e incluso nuestro estado y pensamientos en ese momento concreto. A ser posible, como algunos grandes músicos hacen, probar la sala imaginando que está tal cual estará en el momento de la interpretación.

Cualquiera de los procedimientos anteriores puede llevarse a cabo en cualquier momento del día. Suele resultar útil a última hora cuando estamos en la cama antes de dormirnos. Se sabe que durante las horas de sueño el cerebro se encuentra más activo que durante las horas de vigilia. Durante las fases REM (rapid eye movement) la actividad es tremenda y nuestra “CPU” aprovecha para “limpiar” todo aquello que no es necesario, a la vez que se preocupa de consolidar los conocimientos adquiridos durante el día en la memoria a largo plazo, de ahí la importancia de un descanso suficiente y de calidad. Es por ello que realizar las visualizaciones en ese momento puede resultar más útil -a parte de ser una buena forma de inducir al sueño-. Otros momentos pueden ser mientras realizo cualquier actividad que no requiera una especial concentración, ya sea viajes (en los que uno no sea el conductor, obviamente), esperas diversas o incluso momentos en los que parezca que el aburrimiento nos acecha.

Experiencia con alumnos
La experiencia con alumnos es muy diversa, pero quiero exponer un caso concreto que me resultó curioso y funcionó estupendamente.
Un alumno de 8 años solicitó acceder a 1º de Enseñanzas Elementales y no obtuvo plaza en la especialidad de percusión. Aún así, ingresó en un instrumento diferente. Bastante avanzado el curso sus padres se pusieron en contacto conmigo para consultar cómo podía realizar el cambio de especialidad, ya que seguía muy interesado en cursar percusión. Yo les di una serie de pautas, partituras y me ofrecí para ayudarle a preparar la prueba de cambio de especialidad, explicándoles que el tiempo del que disponíamos eres excesivamente corto y que no podíamos garantizar que superase la prueba. Mi ayuda se limitó a 3 clases. Durante las mismas tuvimos que condensar el trabajo de un año entero y tratar de preparar las obras de la mejor manera posible. En la última clase comprobé que el trabajo era insuficiente. A esto había que añadir un fin de semana entre esa clase y la prueba en el cual la familia tenía previsto un viaje, por lo que sus posibilidades de estudio se veían reducidas prácticamente a cero. Por ello, le expliqué cómo estudiar sin el instrumento y, a pesar de su corta edad, tomó buena nota de lo expuesto. Sin muchas esperanzas por mi parte, llegó el día de la prueba. Mi gran sorpresa llegó al observar la solvencia con la que resolvió la situación. Al acabar la misma le pregunté por lo que habíamos hablado y me comentó que había pasado casi todo el fin de semana con la partitura y sin ella trabajando con el sistema de visualizaciones que habíamos explicado en la última clase. Hoy en día, a pesar de su juventud, es uno de los alumnos más motivados que tengo.

Y dicho todo lo anterior, aunque esté dirigido a la música, creo que es un sistema muy útil para cualquier faceta de la vida, ya sean entrevistas de trabajo, pronunciamiento de discursos o cualquier actividad que requiera una exposición ante un público, tribunal, etc. Como aficionado a la Fórmula 1 he podido observar en varios reportajes que los pilotos realizan este tipo de entrenamientos y, con múltiples diferencias, la música tiene similitudes con ese deporte, ya que todo sucede en tiempo real y no hay posibilidad de rectificación del error; si te pasas de frenada -fallas una nota- no puedes volver atrás y tomar bien la curva -rectificar la nota fallada-. Por ello, tener interiorizados los movimientos nos ayudará en gran medida a que estos se produzcan de manera previsible. Y, sobra decir que este tipo de entrenamiento puede ayudar a reducir las horas de estudio con el propio instrumento, ayudando de esta manera a preservar nuestro físico y de evitar lesiones músculo-esqueléticas, ya que eliminamos infinidad de repeticiones estériles, que son uno de los principales focos de este tipo de lesiones.

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