Salidas

No deja de ser sorprendente que, aunque pasen los años, hay cosas que no cambian. Da igual que los resultados demuestren que la realidad funciona de otra manera. El ser humano tropieza dos veces -y las que hagan falta- con la misma piedra. Hago esta reflexión ante la observación de que hoy en día ocurren algunas cosas exactamente de la misma manera que hace 20 años, pero ya pasaban antes y, por desgracia seguirán pasando.

Si cualquier adolescente entre los 14 y los 18 años me lee sabrá de lo que hablo. A medida que se acerca esa desgraciada época en la que "tienes que decidir qué vas a hacer en la vida", "lo que hagas ahora marcará tu futuro", "hay que sacar nota para poder elegir carrera"y, sobre todo, "elige una carrera que tenga salidas", son mantras que se repiten de una manera machacona generación tras generación. Da igual que repetir estas frases hechas haya dado generaciones enteras de personas frustradas dedicándose a algo que no les gusta; hay que repetirlas como hicieron nuestros padres, nuestros abuelos y, si no lo remediamos, lo harán nuestros hijos.

No sólo es eso, sino que quien defiende este tipo de ideas, por supuesto se está refiriendo a carreras que tiene una alta consideración social y que potencialmente te pueden generar un alto volumen de ingresos. Este planteamiento ataca a la línea de flotación de cualquier carrera relacionada con lo artístico, el pensamiento e incluso algunos tipos de ciencias. No importa que sientas absoluta devoción e inclinación por una carrera como la música -hablo en primera persona-. Tienes que estudiar algo que le sirva al "sistema" para ser más productivo.

Y es más, se me ocurren montones de ejemplos de carreras "con salida". Pero no sólo carreras, sino distintos tipos de empleos cuya demanda de trabajadores es altísima y a menudo hay que recurrir a mano de obra extranjera -véanse temporeros, esquiladores, albañiles, etcétera- o ni siquiera llegan a cubrirse las plazas vacantes. Entonces, el problema no está en tener trabajo y obtener unos ingresos aceptables por él. Da la sensación de que se trata de crear futuros trabajadores que se dediquen en cuerpo y alma a algo que ni siquiera han elegido.

Me molesta profundamente hablar con alumnado que dice que le gustaría estudiar filosofía, pero que lo descarta completamente porque no tiene salidas, como si la filosofía fuese una pérdida de tiempo ¿Cómo se va a construir una sociedad decente y con futuro si se desdeña una carrera que ha sido los cimientos de la ciencia y, en definitiva, de toda la civilización? Que un adolescente haya interiorizado tal despropósito sólo puede ser fruto de una sociedad absolutamente desnortada.

¿Acaso no hay montones de personas que han estudiado más de una cosa? ¿Es que estudiar más de una carrera o cambiar de campo de estudio no enriquece a la persona? Parece que el camino sólo tiene una dirección y es como ese tren que sólo pasa una vez. La vida es demasiado larga y los casos de éxito, tanto de gente que ni siquiera acabó la universidad, o de gente que cambió completamente de dedicación a una edad relativamente avanzada son muy numerosos, y las oportunidades están ahí.

Si a todo lo anterior añadimos la tan cacareada "cultura del esfuerzo" ya tenemos el cóctel perfecto. La fórmula infalible para no tener que obligar a alguien a esforzarse está en que se dedique a aquello que le apasiona. Una vez más vuelvo a hablar en primera persona. Dedicar tu vida y sacrificar todo por un empleo se hace sin dudarlo cuando ese empleo ha sido elegido por vocación. Obligar a la gente indirectamente a estudiar algo que en teoría le va a proporcionar un trabajo el día de mañana sólo puede generar falta de dedicación y desidia. Y digo en teoría porque mucha gente deja aquello que le gustaba por estudiar algo que tenía mayor empleabilidad y acaba en el paro o dedicándose a algo completamente distinto.


https://www.casadellibro.com/libro-el-elemento/9788499083902/1802599
Recomiendo esta lectura de Ken Robinson
A lo largo de varios años dando clase de música a gente aficionada he podido contar en innumerables ocasiones cómo la gente expresaba sus anhelos de haberse dedicado a la música y sólo pudieron acercarse a ella cuando ya tenían otro empleo. Gente que en su momento ganaba bastante más dinero que yo, me observaba con envidia porque era capaz de hacer algo que ellos no podían hacer y siempre habían deseado.

Por todo ello, una vez más, tratemos de que nuestro sistema educativo, cada uno en su aula, las familias en sus casas, los medios de comunicación, los políticos y la sociedad en general, dejen de bombardear a nuestros jóvenes haciéndoles creer que si eligen una dedicación diferente a "las bien vistas" se van a morir de hambre o, lo que es peor, van a decepcionar a sus seres queridos. Busquemos que las personas descubran sus habilidades, incluso se equivoquen, y prueben diferentes caminos. Porque la vida no es un camino de no retorno para acabar haciendo algo que no te gusta, o que no te gusta tanto como aquello que amabas. Si todos hacemos lo que nos apasiona, el mundo funcionará mucho mejor.

Comentarios

  1. Tuve que abandonar mi verdadera educación para ir a la escuela. Pero no son las escuelas quienes te forman: son los Estados. Las escuelas son solo un instrumento más. Aleccionados desde bien pequeños para seguir manteniendo el capitalismo. Somos gilipollas y merecemos lo que nos pase.

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