Competencias

Entre las muchas reflexiones a las que nos ha dado tiempo durante este tiempo que hemos estado desarrollando nuestro trabajo desde casa, se plantean algunas que remueven la base sobre la que apoyábamos toda nuestra forma de trabajar. A su vez, más que pensar sobre las innovaciones que debemos implementar para adaptarnos a la situación y, por supuesto, a estos nuevos tiempo que se avecinan, hacer una profunda reflexión sobre nuestros orígenes nos lleva a recuperar algunos de los conocimientos que nos condujeron a donde estamos, así como pensar cómo han ido evolucionando y cómo deben hacerlo en un futuro. Si a esto unimos las numerosas fuentes de información disponibles y esos pequeños asuntos que teníamos pendientes de actualizar, podemos tener la clave para aportar profundas reflexiones en materia de innovación educativa.

Como yo no soy una excepción y hace muchos años se viene comentando la falta de formación a nivel pedagógico que hemos sufrido la gran mayoría de los estudiantes del ahora Grado en música, en otros tiempos título superior, cuando te enfrentas por primera vez a una clase con uno o más alumnos estás peor que desnudo ante un dragón que te ataca y sin ninguna herramienta para defenderte. Cuando eso me ocurrió a mí, mi planteamiento fue pensar en ¿Qué es lo que se espera de un percusionista profesional el día de mañana? Afortunadamente, ya había tenido la oportunidad de trabajar en diferentes ámbitos relacionados con el mundo interpretativo a nivel orquestal, camerístico, solista, en colaboración con compositores, etcétera. Entonces, fui haciendo una pequeña deconstrucción de ese "alto nivel" hasta llegar a los más básico para pensar como ir construyendo ese futuro percusionista. También me ayudo reflexionar sobre mi propio desarrollo durante mi tiempo de estudios para ir reforzando e implementando diferentes competencias.

Y aquí es donde está la clave en la que se viene incidiendo desde hace un montón de tiempo. Hasta la fecha actual el currículo se entronca en torno a objetivos y contenidos, así como a herramientas de evaluación y calificación conectadas con el cumplimiento de dichos objetivos y contenidos. Cuando yo me auto-examino en mi forma de impartir clase, observo que, casi sin darme cuenta, voy buscando mucho más que el alumno sea capaz de hacer una determinada labor -por ejemplo, control del golpe simple, escalas, redobles, etcétera- y es entonces cuando busco la herramienta adecuada para cada uno de ellos -aunque muchas veces son las mismas para todos-. Entre la cada vez más amplia bibliografía disponible hay una cantidad enorme de lecciones, estudios, obras y ejercicios que nos pueden ayudar. Por no hablar del desarrollo, tanto por nuestra parte como docentes, como por parte del alumno/a, de la creatividad para crear los ejercicios más adecuados en cada momento en función de la necesidad que surja. Huelga decir que la improvisación es un arma poderosísima en este aspecto.

Por tanto, lo que planteo es la revisión completa de la forma en la que hemos venido articulando las programaciones didácticas y toda nuestra forma de transmitir conocimientos. Los objetivos, los contenidos, los exámenes y, en el caso de los instrumentos, las audiciones, la temporalización de todos estos conceptos -cada vez más acotados- van directamente en contra de una de las frases más incluídas en todas las programaciones: "ésta es una programación abierta y flexible...". Después de todo, resulta que no es abierta, porque está todo detallado hasta el extremo, muchas veces por miedo a las reclamaciones y no es flexible porque el alumno debe cumplir con todo lo que en ella se refleja en un tiempo determinado -para que no haya "injusticias" entre los alumnos-. Entonces ¿Estamos buscando que el alumnado vaya configurando su propia forma de tocar? Y, lo que es más importante ¿Que la propia pedagogía se adapte a sus necesidades? No todos los alumnos/as tienen la misma facilidad con todas las habilidades necesarias para ser un buen percusionista y, algunos tendrán que reforzar la sensación de tempo, otros tienen dificultades para comprender el funcionamiento del sistema tonal, a otros le surgen problemas de coordinación psicomotriz y un largo etcétera de diferencias que tienen su base en que cada uno ha tenido una experiencia vital diferente, una genética concreta, un desarrollo físico y psicológico que no tiene nada que ver con el de su compañero y así podría seguir horas.

Como nuestra finalidad es desarrollar profesionales competentes, tanto a nivel interpretativo como pedagógico y creativo, planteo una forma de dar clase que podría llamarse "Aprendizaje de la percusión por competencias". En este planteamiento se trataría de ir consiguiendo la adquisición de cada una de esas competencias por parte del alumno e ir adaptando los materiales -objetivos, contenidos y por su puesto metodología-  a las necesidades de cada uno de ellos, pensando siempre a largo plazo y no encorsetando todo en un tiempo limitado y completamente cerrado y fijado por la programación. Desde la coordinación psicomotriz, independencia e interiorización del tempo y los diferentes tipos de compás, pasando por el control de las cuatro baquetas, afinación y sonido en los timbales o el redobles en la caja, hasta la lectura de grafías contemporáneas, repertorio orquestal o interpretación camerística e improvisación en jazz; La cantidad de competencias a adquirir es enorme y siempre debe temporalizarse en función de la edad y las capacidades de cada alumno. Creo que merece la pena dar una vuelta de tuerca y agitar nuestro cerebro para remover los sedimentos que tan afianzados están en nuestro cerebro para desarrollar un "nueva normalidad" -guiño a la situación actual- que se adecúe más a los nuevos tiempos que están por venir.

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