Frecuencias

Observar la vida a nuestro alrededor y darse cuenta de esas pequeñas cosas que nos rodean a veces no aporta grandes conocimientos pero, cuando juntamos esos pequeños conocimientos sin importancia y empezamos a conectarlos comenzamos a tener una visión holística de nuestro entorno. A su vez, como nunca sabes dónde va a aparecer la inspiración, debes tener los sentidos bien abiertos a los estímulos externos, aunque aplicar los necesarios filtros para no acabar saturados se hace imprescindible. Dicho esto, voy a contar varias anécdotas relacionadas con las frecuencias -medidas en hertzios, Hz- que dan lugar a uno de los parámetros fundamentales de la música; la altura.

Hace ya unos cuantos años, cuando era estudiante de superior en Salamanca, elegí una asignatura de libre elección que se llamaba "Psicología de la percepción musical". Cuando la profesora entró por la puerta, simplemente sonrió y se sentó a su mesa con la mirada absorta, en silencio, durante varios minutos. En nuestra efervescencia post-adolescente, creíamos que era una estrategia para que nos mantuviésemos callados y atentos. Poco a poco adoptamos esa actitud. Minutos después, tomó la palabra, saludó y pidió que escribiéramos en un papel todo lo que habíamos percibido durante aquellos minutos. Claro, así, sin avisar, pues algunos habíamos estado más pendientes de nuestros propios pensamientos que de lo que llegaba a nuestros sentidos. No obstante, una compañera, en su listado mencionó "ruido eléctrico". Ni idea de lo que hablaba. Pero claro, basta que te lo digan para que empieces a percibirlo ¿Cómo puede ser que hasta mis veintipico nunca hubiera sido consciente de ello?

Mucho tiempo después empecé a ser consciente de que el famoso "ruido eléctrico" era común a cualquier aparato que no produjese otro tipo de sonido -escúchese el aspirador o el secador de pelo-. El resto de aparatos -exprimidor, nevera, lavadora y un largo etcétera- emitían exactamente el mismo sonido. Esto es, un Sol, el primer Sol grave del piano, aproximadamente. Observado esto, empecé a pensar por qué ocurría tal fenómeno. Pues bien, como los conocimientos no suelen venir cuando los buscas, si no cuando les da la gana, un día caí en que, cuando compras cualquier aparato eléctrico, al observar las especificaciones de la fuente de alimentación suele indicar 120-230 voltios/50-60 Hz. Como sabemos, la corriente eléctrica en la Unión Europea -y en España concretamente- llega a 230 voltios y 50 hertzios. En mi mente hice una pequeña cuenta de la vieja -muy poco científica, por cierto- en la que me puse a dividir la frecuencia del La central -442 Hz- entre dos, 221 Hz, entre 3, 110,5 Hz, y finalmente entre 4, 55,25 Hz. Claro, si hacemos una aproximación mental, ese "1º Sol del piano" está en torno a esos 50 Hz. Por tanto, la nota era producida por la oscilación de la frecuencia eléctrica ¿No es alucinante?

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En la tabla superior podéis observar las frecuencias concretas. En su día, hablando en clase con Santiago Villar Martín, antiguo alumno de percusión del Conservatorio de Segovia, comentar esta cuestión le sirvió como parte de la inspiración para crear una de sus primeras obras -ElectroSolarE, para clarinete bajo, percusión y electrónica-. Por eso decía aquello de que no se sabe nunca de dónde puede venir la inspiración.


Como para todo experimento hace falta hacer una comprobación por pares, y volviendo al tema de la serendipia, anoche veía un capítulo de una recomendable serie, The good doctor -curioso que justo ahora fuera un capítulo en el que un virus producía insuficiencia respiratoria y les obligase a poner en cuarentena una parte del hospital, ironías de la vida-. Durante del capítulo, el personaje principal Doctor Shaun Murphy, se vuelve medio loco como consecuencia de su autismo por el sonido que emitía una de las luces del hospital. Se podía escuchar con claridad que esa frecuencia era superior a la que escuchamos aquí, es decir, en torno a un Sí -3ª mayor por encima del Sol de aquí-. La serie está ambientada en Estados Unidos, concretamente San José. Pues bien, si volvemos a revisar las especificaciones de los aparatos, vemos que en aquellas latitudes la corriente eléctrica llega a 120 voltios y 60 hertzios. Si volvéis a la tabla de arriba, esa frecuencia está muy cerca de ese "2º Sí del piano", lo cual corrobora la teoría. Repito ¿No es alucinante?

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