Éxitos y fracasos futbolísticos

Aprovecho ahora que está a punto de acabar un interesante mundial de fútbol para exponer algunas reflexiones que me ha suscitado el visionado de algunos partidos de esta competición. Como bien sabe la gente que me conoce, de otra cosa no sabré, pero de fútbol no tengo ni idea... Aún así, a veces la osadía puede dar lugar a la serendipia y por ello me voy a arriesgar a analizar algunas cuestiones que tienen que ver con los resultados y la gestión de los mismos, haciendo referencia al título de esta entrada.

Es normal que cuando un equipo -y la afición de todo un país a sus espaldas- se enfrenta a una competición de tan alto nivel, sus expectativas son altísimas. De lo contrario, los malos resultados estarían garantizados y sólo golpes de buena suerte podrían dar alguna victoria puntual. Sin estas expectativas, el nivel de preparación no sería el adecuado. Dichas expectativas generan un clima de ilusión generalizada y, habitualmente no contemplan la posibilidad del fracaso. Es por ello que, en caso de producirse éste, no se sabe gestionar de manera adecuada y las reacciones van desde la rabia e impotencia, hasta la búsqueda de culpables por la necesidad de la jauría humana de cortar la cabeza de los responsables y ver correr la sangre en la plaza del pueblo -"casi" siempre metafóricamente, según el país en cuestión-.

El fracaso en cuestiones competitivas es mucho más complejo de lo que habitualmente se hace ver en programas y tertulias de dudoso interés y rigurosidad. Cuando concurrimos a una competición, a menudo olvidamos que vamos a tener en frente a un contrincante que parte de la misma base que nosotros; es decir, la misma ilusión, las mismas expectativas y un nivel de preparación, cuando menos, similar. Una vez salimos al terreno de juego, dos estrategias se ponen frente a frente y, como es obvio, una terminará imponiéndose a la otra. Aún teniendo un tiempo de descanso que nos ayude a reflexionar y cambiar la estrategia, el otro equipo también dispone de ese tiempo, por lo que puede prever tu nuevo enfoque y anticiparse al mismo, por lo que dichos cambios se verían neutralizados y no tendrían el efecto deseado, y por tanto acabaríamos perdiendo la contienda. 

Por todo lo que expongo anteriormente, convendría reflexionar más sobre cómo gestionamos el fracaso. Una de las cosas más bonitas que se pueden ver en deportes, sobre todo de equipo, son las arengas por parte de capitanes y entrenadores para motivar a sus compañeros y jugadores. En ese tipo de situaciones se apela a la épica, al sacrificio, a las ganas de conseguir el objetivo final y se emplean técnicas de coaching muy conocidas hoy en día en el mundo empresarial y a través de las redes sociales -por frases estupendas-. Toda esta forma de actuar va encaminada a la consecución del éxito absoluto y a menudo nos engaña sobre nuestras verdaderas posibilidades y, si bien es cierto que nos pueden dar un impulso extra que nos haga sacar ese último aliento que incline la balanza a nuestro favor, también puede sumirnos en la más profunda depresión por no conseguir el éxito esperado.

Y para terminar, quiero compartir algo que siempre pienso cuando veo a jugadores de distintas confesiones religiosas encomendarse a su dios para que les ayude en la contienda. Me resulta muy curioso porque, al cambiar el plano de cámara, observas a la gente del otro equipo haciendo exactamente lo mismo ¿Qué hace dios en esa situación? Es mi gran duda. En cualquier caso, deberíamos educarnos todos en que, aunque pongamos todo nuestro alma, el máximo esfuerzo del que somos capaces, miles de millones sobre la mesa -al estilo Florentino- y/o tengamos la afición mejor del mundo o juguemos en nuestro propio país, nada garantiza la consecución de los objetivos, y ahí radica la esencia del deporte. No hace falta decir que la humildad es otra de las claves que han ayudado enormemente a miles de deportistas en todo el mundo.

P.D.: Casi sobra añadir que hay aficiones que tampoco saben gestionar el éxito (véase a los Hooligans, que aunque ganen, destruyen todo aquello que pillan).

Comentarios

Entradas populares