El fondo del problema

En estos tiempos convulsos que vivimos, parece que los paradigmas sociales se están desmoronando, que ya no existen valores, que lo anterior no vale, pero no se sabe muy bien qué es lo nuevo, qué nos deparará el futuro. Nos cuesta encontrar la verdad porque continuamente nos informan con  noticias contradictorias, en muchas ocasiones manipuladas buscando intereses personales, empresariales, políticos, geoestratégicos, etcétera. Cada uno mira dentro de sí, reflexiona y llega a una conclusión, pero no es mucho el tiempo que pasa hasta que encuentra algún escrito, vídeo o acontecimiento que le demuestra que su postura podría estar equivocada. Por supuesto, no hace falta repetir que los sabios nadan en mares de dudas mientras los necios caminan por la vida llenos de seguridad.

Todo esto puede desconcertarnos sobre manera, pero no es menos cierto que nos abre una pequeña ventanita a la esperanza. Se dice que en toda crisis aparecen miles de oportunidades, y precisamente la situación en la que nos encontramos es una crisis en toda regla. Sería muy simplista si redujese el carácter de la crisis al aspecto económico, político o social. Lo que realmente considero es que asistimos a una crisis mucho más profunda relacionada con nuestro modelo de civilización y los pilares en los que hemos sustentado nuestro actual modo de vida. Esas señales que vemos continuamente llegan a producirnos un gran desasosiego, pero es que no podemos esperar otra cosa de una crisis de tan profundo calado. Quizás no vemos la luz al final del túnel porque estamos mirando unos pocos metros por delante de nosotros. Pero si tratamos de ver más allá, con paciencia y una visión más amplia y optimista nos daremos cuenta del futuro que está por venir, y para nada tiene que estar lleno de aspectos negativos.

Después de las reflexiones anteriores, ahondaré en el título de la entrada. Prácticamente desde que el hombre alcanzó un grado mínimo de civilización, la sociedad se ha basado en el trabajo. En la mayoría de las ocasiones en trabajo duro, con un carácter bastante esclavizante durante siglos y siglos. Por supuesto estoy de acuerdo con la afirmación de que "el trabajo dignifica", pero habría que plantearse qué tipo de trabajo. Un trabajo en el que te pasas entre un 30 y un 50% de tu tiempo vital (contando que otro 30% lo dedicas a dormir y hay que dedicar otra parte a tareas como el aseo, la alimentación y otras necesidades básicas), ¿cuánto tiempo tenemos para dedicar a nosotros mismos, a cultivar nuestra persona, nuestro intelecto, a alimentar el alma? Echando la cuenta nos saldrá un resultado nefasto. Nos estamos pasando la vida trabajando para, en teoría, vivir. Y es precisamente esa vida la que no podemos disfrutar. Ni que decir tiene que trabajamos más (y por tanto gastamos tiempo de vida) para ganar más dinero para comprar objetos, bienes y servicios que no necesitamos.

Entonces ¿Estoy diciendo que no hay que trabajar? En absoluto. Lo que planteo es que, el nivel de desarrollo tecnológico en el que nos encontramos nos está permitiendo en gran medida reducir la dependencia del trabajo humano. Poco a poco se están produciendo avances que liberan a las personas de trabajos rutinarios y repetitivos. Con frecuencia se recurre a "no vayas por las cajas automáticas de los supermercados, porque contribuyes a destruir puestos de trabajo". Efectivamente, así es. Pero ¿Alguien se plantea que antes de existir la cadena de montaje hacían falta muchos más operarios? o que, ¿antes de que aparecieran las centralitas automáticas había unas amables señoritas que se encargaban de ponernos en contacto con nuestros seres queridos conectando una clavija en el lugar adecuado? Hoy en día nadie se plantearía volver a aquel sistema para crear más puestos de trabajo. Por todo esto considero que, huyendo de debates cortoplacistas, todos tenemos que darnos cuenta de que este progreso es imparable y que, gracias a él, en el futuro podremos dedicarnos a actividades mucho más placenteras. Los trabajos serán de muchas menos horas al día, mucho más cualificados y dedicados casi en exclusiva al control y programación de las máquinas que tanto nos facilitaran la vida.

6 de cada 100 empleos serán reemplazados por Inteligencia Artificial en 2021.

El futuro de la agricultura está en este bestial tractor robótico que no necesita conductor.

Cómo los fines de semana de tres días pueden contribuir a salvar el mundo.

Pero, un momento. Seguro que alguien se está planteando "¿Y cómo va a cobrar una persona lo mismo por sólo trabajar dos o tres horas al día 4 días a la semana?" Ese es el otro debate, y para mí ahí radica el problema y la gran crisis en la que nos encontramos. Básicamente los poderosos y dueños del capital son reacios a tal progreso, y por el miedo que nos provoca, toda la sociedad vive asustada ante tal escenario. La reducción del tiempo de trabajo provocará una caída de los salarios, evidentemente. Pero si los salarios caen, no quedará más remedio que reducir el precio de los bienes y servicios, porque, al fin y al cabo ¿Qué es el dinero? ¿Se puede establecer una ecuación por la que un bien determinado equivale a un número concreto de unidades monetarias? El dinero no tiene más que un valor abstracto, y en el fondo ese valor es el que tácitamente hemos aceptado. El crecimiento eterno es un concepto imposible, y es en lo que se han basado todos los principios actuales. En el futuro, la sociedad debería tener un carácter mucho menos economicista. Precisamente este es el hecho que hace que la tecnología no avance al ritmo que realmente podría hacerlo. Mi propuesta final es que, poco a poco vayamos aceptando este cambio de modelo, porque, a pesar de nuestros políticos y de la propia sociedad, tarde o temprano, acabará llegando. Al igual que otras civilizaciones (los mayas o el imperio romano) acabaron sucumbiendo, estamos asistiendo al final de la civilización capitalista.

Comentarios

Entradas populares