Nunca volveremos a ser felices

Sé que el título de mi entrada resulta descorazonador, pero es un sentimiento que en parte me invade últimamente. Quizás un blog no debería ser el sitio donde expresar sentimientos, pero si piensas que pueden ser compartidos por más personas quizás sí. Es posible que me haya dejado llevar por la famosa imagen del niño Aylan muerto sobre la arena, pero en realidad sólo me ha motivado a escribir algo que llevo tiempo pensando. Aunque puede sonar ventajista, las personas muchas veces nos guardamos lo que pensamos y no lo expresamos por un miedo estúpido a que no entiendan y/o compartan lo que pensamos. Pero es cierto que este tipo de tragedias, más que verse venir, es que estaban ahí pero no las veíamos. Cuando una imagen de estas nos hace despertar es cuando definitivamente no podremos recuperar la felicidad, porque a día de hoy este tipo de problemas no tienen solución a corto plazo. Tendría que cambiar la mentalidad de una generación entera.

Son muchos los artículos y ríos de tinta que se han escrito sobre la verdad de los problemas. Ahora nos rasgamos las vestiduras sobre cómo acoger a toda esta pobre gente, pero no nos damos cuenta de que el problema ha sido generado durante décadas por nuestro modo de vida y, sobre todo, por los gobernantes a los que votamos. Lo incoherente del sistema reside en que, para que unos pocos puedan vivir bien hay gente que lo tiene que pasar muy mal. Y lo peor de todo es que no somos conscientes de que en parte, nuestra propia vulnerabilidad alimenta todo esto. Nos creemos libres de pasar por una situación así porque vivimos de forma acomodada, pero los actuales refugiados tenían una vida tan acomodada como la nuestra hasta que a algún iluminado occidental se le ocurrió que eso no era permisible. 

Creo que en entradas anteriores he explicado mi visión global sobre lo que ocurre en nuestro mundo, pero una vez más me reitero en explicar que el mundo está gobernado por personas que no votamos, y los que votamos se dejan manipular por estos. Como he podido leer en varios libros y artículos, además de lo que se ha hecho patente recientemente en Grecia, si no pasan por el aro pueden llegar a pagarlo con su vida. Y así es como se las gastan aquellos que nos hacen creer que vivimos en países libres y democráticos. A ellos les ha interesado en algún momento manipular para crear una guerra en lugares en los que ellos no tenían la capacidad de intervenir de manera democrática, y es por ello que a través de medios de comunicación dominados por ellos mismos nos han hecho creer que en esos países la gente no era libre y era necesaria la intervención de occidente para garantizar las libertades. Craso error.

Cuando una sociedad entera se ha levantado contra una guerra ilegítima nos han acusado de cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos. Y al final lo han conseguido ¿Por qué? Porque a pesar de ello hemos vuelto a votar a los mismos con su discurso populista (de lo que acusan a otros). Si de una vez por todas condenásemos al ostracismo a aquellos que nos mienten reiteradamente, no sólo conseguiríamos que nuestra sociedad más cercana fuera más justa y eficiente, sino que sería más sencillo convivir en un mundo global más equitativo. La potencias occidentales somos responsables de los mayores desastres ocurridos y por ocurrir en el mundo. Si esas imágenes nos removieran por dentro como deberían intentaríamos empezar a cambiar el mundo y, como eso resulta una tarea cada vez más compleja por la protección de la que se está dotando el propio sistema, podemos estar en la certeza de que moriremos muy ancianos y no veremos la solución de ninguno de los problemas actuales del mundo.

Por añadir un punto más de pesimismo a este post, dejándolo para otro posterior, no nos podemos imaginar lo oscuro que se presenta el futuro cuando el cambio climático realmente sea irreversible, para lo que falta bien poco, y cómo van a hundirnos a todos con "cositas" como el famoso TTIP y demás entretenimientos de nuestros gobernantes. Y para terminar y poner un poquito de optimismo, todavía tenemos pequeñas herramientas, y una de las más importantes es el voto. Además, sin necesidad de entrar en discusiones políticas ni ideológicas con nadie, se puede intentar mostrar a nuestro entorno cercano lo erróneo del planteamiento actual. Poquito a poco podemos ir creando una conciencia que nos haga ir encauzando de nuevo las aguas hacia un mundo en el que todos podamos vivir un poco mejor dejando fanatismos y creencias de lado. Respetémonos, pero no impongamos un modelo insostenible que al final nos hará pasar horribles penurias hasta extinguirnos y llevarnos por delante a la mitad de las especies que hoy pueblan la tierra.

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